Voy a bajar esto al papel antes de que el temblor
Me deje hoy para siempre sin posibilidad
No me permite dormir imaginar un despertar
El del que porta el nombre que no he de mencionar
Contra la blanca blanca piel de quien tiene el hilo que acogota mi alma

Llego un día al umbral de su hogar
No por casualidad me ha hecho el café vagar
El café y el aroma a amable amanecer
Anhelo el beso de una taza, que reemplacé por la extensión de mi mano
Y doy un trago y me deshago
Mirando al mundo mirar cómo no soy realmente deseado en ningún lugar
Pero dejo un legado
Y el pasto muere en torno a mí a medida que lo hago

Marcá el crecer de tu primogénito con crayón
En la pared del salón, mientras le pongo a tu techo una cúpula negra
El sol se hunde en el mar de mis entrañas
Y enciende la mecha de mis úlceras
Y doy un trago y me deshago mirando al mundo mirar
Como le prendo fuego a tu sala de estar
(Todas las salas son de estar si vos estás en tu sala de estar)

Ese es tu hijo jugando
El martillo quiere sangre y es torpe su mano
Yo lo se porque soy un clavo, y quien está oxidado quiere hacer más daño
Ataste un hilo al diente del hijo
Y el otro extremo a un picaporte dorado
Y me iré dando portazos, riéndome, riendo en vano
Y me iré dando portazos, riéndome, riendo en vano
Corriendo por el puente escapo, sobrevolando la vía del mal
Los trenes son cíclopes de acero torcido nacidos para hacerme llorar.