A unas cuadras de acá vivió un chico de mi edad. Decía tener una máquina del tiempo. "¿A qué año querés viajar?" preguntó, y le contesté: "Al año en el que aprendiste a mentir así."
O tal vez querría ir a 1995, el año en el que nació mi difunto perro. Así podría volver a elegir su compañía, ser inseparables por otros 16 años".
Se subió a su bicicleta y poniéndose en marcha, me gritó que vaya a visitarlo el día siguiente a su casa. Se perdió en instantes, desapareciendo en la distancia. Me dije "Cual es la gracia? La mentira morirá mañana".
Temprano aplaudí frente a su reja y una luz se encendió. Su madre abrió y se limitó a decir "Está en el sótano". Prometió bajarnos vasos de jugo de naranja al rato, y me sumí en la oscuridad al ir bajando. Una sábana tapaba algo cuadrado y no muy alto. Al verme llegar, los ojos grises de Lucas brillaron. Anticipando mi sorpresa y también mi desconfianza, procedió a quitar la sábana revelando una caja. Cartón marrón destinado a morir en una esquina, un hogar ideal para una familia de ratas. Pero se sentó adentro reclamando mi atención, simuló activar perillas y simplemente desapareció.

Unos minutos luego una explosión de luz lo devolvió. Tenía entre sus manos muchos objetos de colección. Eran pruebas de los siglos que había visitado. Me invitó a intentar viajar y me sentí desafiado. Mis piernas sobresalían del cartón deteriorado. Seguí sus instrucciones y me envolvió un humo blanco.
En el período cretácico hice avistaje de Tiranosaurios. En el verano del amor iban todos muy bien armados. Tanto que al volver no soporté lo sucedido, y simplementé corrí a mi casa dejando atrás a mi nuevo amigo.

Nunca volví a ver a Lucas y sepulté su secreto. Tal vez quedó inevitablemente varado en el Renacimiento. Quizás Vlad Tepes lo exterminó o Ghengis Khan cortó su cabeza. Quizás fue premiado en otra era por sus proezas.
Pero si algo es seguro es que la magia un día le sonrió
Y de tener un sótano como el suyo apuesto a que también yo
Soñaría irremediablemente con una odisea de cartón
Hacia cualquier tiempo que por mi enfermedad creí mejor.